martes, 23 de noviembre de 2010

No deje que otros se aprovechen de su esfuerzo.-

A menudo, las pequeñas y medianas empresas, sobre todo las dedicadas a la producción de bienes, están tan centradas en su negocio que suelen olvidar que, además de fabricar y vender sus productos al mayor número posible de clientes, tienen que protegerlos para evitar posibles copias y plagios. Sin embargo, bien por desconocimiento, bien por “ir dejándolo para otro momento”, algunas empresas descuidan el registro de sus marcas, invenciones y diseños, hasta que surge un problema.

Para alertarles de esos riesgos, es interesante hacer una breve aproximación a los derechos de propiedad industrial y cómo se deben proteger.

Cuando hablamos de la propiedad industrial, nos referimos a los derechos sobre las marcas, nombres comerciales, los diseños industriales, las patentes y los modelos de utilidad, en definitiva, bienes de naturaleza intangible que, en la actual economía, poseen un valor, en ocasiones, superior al de los bienes materiales.

Especial importancia reviste la protección de las innovaciones técnicas desarrolladas en el seno de las PYMES, que suponen un gran esfuerzo de I+D, con todos sus costes asociados. El primer paso antes de poner en marcha un proyecto investigador y lanzar al mercado una novedad técnica, sería realizar una búsqueda exhaustiva para saber si esa invención es realmente nueva o no. Para ello, es muy recomendable contar con el asesoramiento de un Agente de Propiedad Industrial, el especialista que podrá buscar y valorar la información obtenida, y facilitará todos los trámites del registro, aconsejándole cómo actuar en cada caso.

Si a resultas de esa búsqueda en el estado de la técnica, se concluye que el producto es nuevo, habrá que definir qué protección es la más adecuada: ¿se solicita como patente, como modelo de utilidad, como diseño?, ¿se registra en España, en Europa, en otros países?. Cada activo es un caso particular y dependiendo tanto de la explotación posterior que se vaya a realizar como del ámbito donde se vaya a vender, será necesario plantear uno u otro tipo de protección.

Además, para preparar seriamente la estrategia de Propiedad Industrial, se debe acompasar el desarrollo del plan de Propiedad Industrial al plan de I+D,  definiendo los recursos operativos y financieros que se van a dedicar, y teniendo en cuenta que los trámites de registro de las patentes pueden demorarse varios años y el producto debería salir al mercado sólo si los derechos están ya concedidos. También se tendrá que planificar el presupuesto interno, solicitar ayudas y subvenciones, y contar con el asesoramiento profesional imprescindible para realizar todos los trámites que se requieren.

Todas estas gestiones son fundamentales para minimizar el riesgo de copia y, si se llega a producir, disponer de las herramientas necesarias para asumir  posibles litigios.

Y, muy importante, los empresarios siempre deben estar alerta para detectar posibles copias. Algunos detalles que nos pondrían sobre la pista son los siguientes:

• Las ventas caen en un determinado mercado sin que exista una razón concreta.
• Sus clientes les insisten en reducir el precio para igualarlos a otros competidores.
• Los productos aparecen en países donde no se venden.
• Detectan que los productos que llevan su marca se venden en establecimientos no autorizados.
• Encuentran un producto muy similar al suyo en Internet, una feria, un escaparate…

En cualquiera de estos casos, es más que probable que sus competidores les estén copiando.

Por ello, como muchas veces en la vida, también en la empresa vale más  prevenir que curar. Si dejamos que otros se adelanten y registren nuestras patentes, marcas o diseños, seremos nosotros los que copiemos, y nuestra posición jurídica para tratar de demostrar que somos los perjudicados, mucho más débil.

Anticípense, y no dejen que otros se aprovechen de su esfuerzo.

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