Los secretos presentan una profunda paradoja, son valiosos como el hechizo hasta que se develan. Una vez conocidos su valor es igual a la nada. ¿A que se debe este enigma del mercado?
El secreto es una propiedad intelectual, su naturaleza es elusiva como el resto de las ideas. El secreto vale, pero la medida de su valor es el tiempo y el esfuerzo que le cuesta al competidor superar la limitación de no tenerlo.
¿Qué es el secreto?
Son aquellos datos que nos dan un plus, pero no representan necesariamente algo nuevo, original que permita su protección mediante el sistema de patentes. Que no constituya una idea patentable, no le quita valor, y es igualmente imperiosa su protección.
Consideremos un ejemplo: La medida de la pizca de la sal y la pimienta. Una receta para obtener un resultado sería patentable, una presentación original y característica que distingue el producto seria registrable como marca… pero ningún derecho intelectual reconoce el sistema jurídico para apropiarse de”la pizca, la medida del condimento”.
El condimento, es de uso público a la comunidad, apropiarse de la sal, ciertamente resultaría abusivo… ¿y quien puede negar que la medida de la sal es el toque individual, magistral, del experto cocinero? Es su secreto, su fórmula mágica, aquello que permite que el cliente vuelva allí y no a otro lado.
Entre los activos intangibles de la empresa, hay elementos secretos distintivos, tan sutiles, como el comino, y tan volátiles como la pimienta.
Importancia del Secreto en la empresa
Los secretos tienen que protegerse es inversión plasmada en resultado, fruto del trabajo intelectual devenido en inteligencia industrial. Tienen una utilidad clave, permiten potenciar la clientela o la diferenciación del producto.
Quien lo desarrolla sabe de su costo y el esfuerzo por conservarlo. La historia de los conflictos legales, cuenta con casos de empresas que merodean esperando la “oportunidad” de saquear personal de otra, ex allegados que se llevan consigo, más que la experiencia tomando secretos que hacían al corazón de la empresa despojada.
Si la idea no se encuentra dentro de una botella, se diluye. Es indispensable envasar y preservar “cerrada”, la botella de la propiedad intelectual. Esa es la función de los derechos intelectuales…y cuando no alcanzan, hay que usar tapones. Eso es ni más ni menos el secreto industrial o comercial: Un corcho jurídico creado por un contrato.
Volviendo a nuestro ejemplo: mantener la mano del cocinero, preservar su toque, a la hora de salar es un elemento que identifica al producto, lo distingue y funciona como un llamador o ahuyentador de la clientela. Cuando en el restaurante de enfrente se sala igual, nuestra rentabilidad queda amenazada de por vida, el esfuerzo por distinguirnos hay que hacerlo de nuevo. El secreto potencia la inversión en el desarrollo del mercado y la conserva. Opera decididamente como una barrera para el competidor.
La protección sistemática del secreto comercial e industrial permite una presentación diferente de la empresa, lo que puede redundar en la obtención de créditos, o mejorar su valor de cambio.
Medidas para preservar el secreto:
§ Aislar el secreto y definir su valor en el grupo humano de la empresa. Esta etapa consiste en capacitación y transmisión de habilidades para detectar, cuidar y desarrollar el secreto como parte del patrimonio intelectual.
§ Planificar la preservación del secreto: Se trata de redactar los instrumentos legales que en la relación circunstancial o permanente con terceros, y en la interacción entre los miembros de la comunidad empresaria, su ingreso y salida del grupo interno, permitan impedir la “fuga”, la “dilusión” del secreto.
§ Sistematizar el “envasamiento” de la información. El secreto debe guardarse a prueba de competidores, y crear los instrumentos que le permitan actuar como verdadero “tapón”, que mantiene al genio de la idea dentro de la botella.
§ Eventualmente diseñar la estrategia legal para su explotación separada de la producción de la empresa. Se trata en este caso de desarrollar la tecnología legal para su licenciamiento, explotándolo como negocio adicional, o directo, diversificando la generación de valor de la empresa.
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